Las singularidades geográficas de Valparaíso suponen desafíos a la vista inconclusos: quebradas y pasajes con difíciles accesos son una constante desde donde surgen pequeños vertederos. Existen más de 200 microbasurales, producidos gracias a una mala práctica ciudadana, acompañados de una pésima y cuestionada gestión municipal de recolección. Muchos vecinos desesperados inician campañas para eliminar tanto “guarenismo” de sus calles, mientras los trabajadores del aseo alzan la voz sin ser escuchados, exigiendo mejores sueldos y condiciones laborales.