Valparaíso es una ciudad sin tiempo, un poema desordenado que va anunciando nuevos padecimientos y devenires. El paisaje cultural se observa en constante cambio, se cuestiona, se cae a pedazos, se desarma y se vuelve a reforzar. La esquizofrenia es parte de una estructura visual que se arrima a su desorden: el monumento al wáter; puertas que no llevan a ninguna parte; pasarelas inconclusas y recorridos eternos de “la micro O”, una instancia que susurra parte de la historia.